6/11/12

Narraciones extravagantes, los relatos de un joven aprendiz de escritor. Por Javier Maldonado.


Gonzalo ha mejorado, y mucho, pero aún así a su narrativa le falta mucho trabajo para alcanzar mayor calidad y madurez. Sé que se ha esforzado, pero en sus textos aún se siente la pluma de un aprendiz. No tengo nada que decir de su imaginario, que, a pesar de ser demasiado localista para mi gusto (lo cual no tiene nada de malo, pero no es lo que más me motiva como lector), igual tiene una fuerza propia que le otorga cierta identidad a su propuesta como escritor.

Ahora, como ya le había hecho saber a Emiliano, la edición del libro tampoco me deja conforme. No me refiero al trabajo de Clepanto ya que en ese sentido se nota su labor, sino más bien al trabajo de portada. Echo de menos una ilustración que motive al lector. Tengo dos libros de la biblioteca de Chilenia y ambos son idénticos, excepto por el título de portada y su contenido. Considerando que este tipo de literatura genera una fuerte atracción en los jóvenes, sería mucho más atrayente una portada con ilustraciones personalizadas. Hay mucho ilustradores en Chile que harían un excelente trabajo.Solo me queda agregar que, personalmente, valoro este tipo de propuestas, aunque se alejen de mis intereses como lector. En Chile hace falta gente comprometida con la literatura, y Emiliano se está esforzando desde su trinchera. Estoy seguro que con el tiempo se lograrán trabajos cada vez de mayor calidad, pero para eso se necesitan opiniones sinceras y no solo sobadas de espalda. 

3/11/12

Opinión del autor Jorge Araya sobre "El Secuestro de Robles Martínez"

Acúsome de no ser un gran lector, por la manía que tengo de creerme aspirante a escritor aficionado, para evitar influenciar mis escritos con las ideas de otros. En estos instantes terminé de editar un par de proyectos, así que me di a la tarea de leer el segundo volumen de la Biblioteca de Chilenia, “El secuestro de Robles Martínez”, de Pablo Rumel. Sentí el libro bastante fluido, de lectura fácil. La historia es llamativa, algo compleja en un principio, pero que luego empieza a develar una realidad algo extraña. La capacidad de extraer información de los cerebros de las personas arma un relato entretenido donde las visiones de los 10 cerebros (que no personas, según yo) guiados por el hilo conductor de un pintoresco personaje nombrado como “el mayordomo”, que en un principio parece saberlo todo pero que finalmente termina siendo apenas un eslabón más de una enredada cadena de poder, dan forma a la historia de este atípico escritor llamado Robles Martínez, de quien logramos saber algo apenas al final del libro. 


Sentí el texto influenciado, al menos en la forma, por la prosa de Baradit. No sé si sea sólo una percepción, pero siento ver en varios textos de autores emergentes esta influencia. Tampoco me atrevo a decir si ello es bueno o malo; por lo menos, sentí que en el libro de Pablo Rumel esto queda circunscrito exclusivamente a la forma, desarrollando un fondo completamente personal. Así, quien lo lea podrá sentir probablemente dicha influencia sin sentir que está leyendo a un clon del afamado autor.  



En resumen, recomendaría el libro de Pablo Rumel a quien esté en busca de una historia novedosa y con un final abierto, no exenta de cabos sueltos que probablemente están en espera de ser atados por el autor en su siguiente trabajo.